El soplo cardiaco es un sonido que se genera cuando la sangre pasa a través de las distintas
estructuras cardíacas a gran velocidad generando turbulencia.
En la práctica diaria muchos pacientes refieren haber tenido un soplo durante la niñez. En esta
etapa es frecuente encontrarlos ya que las infancias tienen frecuencias cardíacas más elevadas
que los adultos y la sangre circula más rápido, generando ruido. A éstos se los conoce como
soplos funcionales o inocentes. No tienen valor patológico y suelen desaparecer con el paso de
los años.
En los adultos también puede haber soplos funcionales como consecuencia de estados
hiperdinámicos como ocurre durante el embarazo, estados febriles, hipertiroidismo, anemia o
al realizar ejercicio físico.
En otros casos, tanto en niños como adultos, los soplos pueden deberse a la turbulencia
generada por el paso de sangre a través de estructuras defectuosas en el corazón (afecciones
en las válvulas cardíacas, comunicaciones anormales entre cavidades), por lo que son
considerados soplos patológicos.
¿Cómo se detecta un soplo cardíaco?
Escuchando el corazón con el estetoscopio (auscultación cardíaca).
¿Cómo diferenciar un soplo funcional de uno patológico?
La edad del paciente, sus antecedentes personales, familiares y las características del sonido
nos orientará hacia la presencia de un soplo funcional o uno patológico. En algunos casos
también el tipo de ruido generado nos permitirá sospechar que estructura puede estar
afectada y el grado de severidad.
¿Qué estudios se deben realizar ante la presencia de un soplo?
El Ecocardiograma Doppler color es el método de elección para el estudio de los soplos.
¿Si tengo un soplo patológico me tengo que preocupar?
Es importante aclarar que un soplo patológico no es sinónimo de gravedad. La mayoría son
consecuencia de afecciones leves de las válvulas cardíacas y no tienen repercusión clínica por
lo que no hay que preocuparse… pero si ocuparse. Con el tiempo esta condición puede
agravarse, por lo que es importante estar bajo seguimiento médico.
